22 de noviembre 2022
| Le TempsDe Sharm el-Sheij a Doha: la gota que ha colmado la copa
Los COPinches se reunieron nuevamente en el marco de la COP27. Sin duda tuvieron la intención de celebrar lujosamente el incumplimiento de sus promesas ambientales. En realidad, como cada año, es un no-evento puntuado por no-decisiones. Para evitar la emisión en grandes cantidades de gases de efecto invernadero, los líderes de este mundo y sus compinches cabilderos de los combustibles fósiles y de las finanzas, bien podrían haberse negado a acudir al evento en aviones presidenciales o en jets privados, y presentarse a la conferencia a lomos de unos camellos. Teniendo en cuenta que la COP se acabó el 19 de noviembre, una vez finalizadas las festividades, y que el Mundial de Fútbol comenzó el 20 de noviembre, incluso podrían haber viajado de Sharm el-Sheij a Doha, formando una “caravana verde pro clima”, verde como el dólar, para asistir a una Copa supuestamente “neutra de carbono”. En órbita alrededor del cinismo y de la venalidad, esta procesión de "emisión cero" de los grandes de este mundo, hubiera simbolizado un cambio de perspectiva, de la esfera terrestre a la de la pelota redonda. De paso, poder saciar su sed en un “oasis de Coca-Cola” –empresa que ya patrocina la COP27– sin duda hubiera aliviado sus ansias de liquidez. Procurando que la gente de a pie se olvide de la naturaleza duradera de sus desazones y el estado deplorable del mundo, esta travesía del desierto les hubiera permitido apuntarse un tanto.
Del dolor y de los juegos
El año finalizará pues con la Copa del Mundo de la FIFA en Qatar, desviando la atención, a pesar de que la construcción de los estadios ya ha provocado la muerte de al menos 6.000 trabajadores inmigrantes, que los gastos en energía para climatizar los estadios son colosales y absurdos, y que la supuesta neutralidad en carbono de esta Copa del mundo no es sino un espejismo, con sus aproximadamente 500 vuelos diarios previstos para que los aficionados puedan apoyar a su equipo queridísimo del alma...
En un momento en que los COPinches brindan por el futuro del planeta, algunos establecimientos financieros, incluidos los suizos, financian, para regocijo de Jair Bolsonaro, empresas agrícolas brasileñas, como BrasilAgro y Marfrig, implicadas en graves casos de deforestación no autorizada, de destrucción del medioambiente y de violación de los derechos humanos.
En un momento en que los COPinches se auto congratulan, Totalénergie y sus socios, de acuerdo con el gobierno de Uganda, han anunciado este mismo año su decisión de invertir y de lanzar un gran proyecto de explotación de petróleo. Dicho proyecto, con su gigantesco oleoducto bordeando el lago más grande de África, atravesará varias áreas protegidas pobladas por elefantes, leones y chimpancés y, de paso, destruirá una gran cantidad de hábitats naturales. También provocará la expropiación forzosa de unas 100.000 personas.
No cambiar nada en lo que es fundamental, y pretender, entre dos copas de champán, interesarse por la naturaleza y el calentamiento global, he ahí la característica de la mayoría de los gobiernos, de los directivos de las grandes empresas y de los bancos sistémicos.
Sin embargo, ya es hora de abrir los ojos y de tomar las decisiones necesarias. El contexto es preocupante con las intensas olas de calor que nos han asolado este verano, con la desaparición a gran escala de varias especies animales, con la contaminación... Hay que parar las perforaciones de petróleo y gas en las reservas naturales, al mismo tiempo que su financiación, al igual que por lo general, el funcionamiento depredador de la economía. El statu quo no es una opción. La gota ya ha colmado la copa.